lunes, 28 de enero de 2013

Santos Viejos


Cuando estamos en su final de un mes de comienzo, en donde tradicionalmente hemos  ido dibujando un mes duro, quizás ligado a ese incesante bombardeo de la cuesta de enero, forzado por su antecesor que en su final no ha tenido medida en su excesos. Aunque me da a mí que,  esa dureza va más ligado al significado de un comienzo, al  saber que la rapidez del paso de los años va a contrastar con el lento pasar del día a día como único constructor del año, con final incierto.

Mes duro, pero fuerte, porque duro son sus días, pero fuerte son sus tradiciones, donde una marcha silenciosa de alboroto de regalos da paso al sosiego de sus Santos Viejos. Santos que con el paso de los años se van transformando en testigos mudos de añoradas tradiciones, sin que esto nadie lo remedie.

48 horas en agua, seguida de su correspondiente oreo, donde una pizca de bicarbonato contribuye a favorecer su blandura con sal la justa, sarmientos con unas cepas para que con un fuego lento vaya cambiando su textura, bajo un hábil “remueve” con  escobón que, hace del grano un excelente tueste. Titos tostaos, cuidadosamente expuestos en su cuenco de barro, tapados bajo un paño, que procura alargar su frescura.

Titos y trigo de candeal tostao formaban los tostones bajo un puñao, que bien ofrecían los vecinos en los días de los Santos Viejos.

Su textura, su sabor, su energía, sus recuerdos, cada grano que se acerca a la boca, efluye una nube de recuerdos. Donde el olor que impregnaba la “güera”, cuan incienso se expandían por todos los lados. Recuerdos de aquellas humildes y sabias personas que  nos hicieron hombres y mujeres. El tacto de su tueste, su desgrano blando arenoso, su sabor apagado, donde su fuerza rompen el silencio acallado que brota en el rincón más escondido de la memoria, para trasladándonos a una niñez de agradables momento, hipnotizándonos y envolviéndonos de aquellos mejores recuerdos, que nos trasladan a  una paz que deseamos volver a encontrar.

Pequeños gestos y tradiciones, que inexorablemente desaparecen, pero que la fuerza de aquellos hechos siempre permanecerán en el halo de los siempre Santos Viejos: San Antón, San Sebastián y San Blas.

Titos tostados
Villarta de San Juan, donde la espesura de su niebla se ve rasgada por la fuerza de la “pólvora”. Truenos, alboroto…..Ferias y Fiestas Locales de las Paces, en honor a la virgen de la Paz Hermosa. Donde un grupo de laguneros, arropados hasta las cejas, velan armas para que tras la voz de salida, surcan el vericueto de calles que marcan el recorrido de la I Carrera Popular de las Paces.

Un más que nutrido grupo de atletas (Alicia, Eladio, Uti, casero, Layos y Julián), en la mañana del sábado 26 de enero desean medir fuerzas, probar las mejoras del entreno: Calles, recovecos, frenazo, giros, aceleración pesada, vueltas, ánimos, viento, jadeos,…  buenas sensaciones ante un excelente nivel, que bajo unas fiestas de interés regional han hecho que un grupo de laguneros, recorran las calles de un poco más allá de Herencia: Villarta de San Juan.
JMR

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