martes, 1 de septiembre de 2015

La 19

    Lo hemos vuelto a hacer. Hemos dado a nuestro pueblo un evento deportivo sin igual, agrupando a casi 1100 corredores de todas partes. Hubo hasta quien nos dijo que parecía una carrera de "capital", entre arcos de meta, banderitas, cronometraje, gente organizando... se quedaron boquiabiertos. El despliegue fotográfico, encabezado por nuestro amigo Domingo, El Tío Cazuela, para los amigos, también merece mención aparte, ya que nos deja una galería de videos y fotos que supera las 2000 instantáneas, gracias también a sus colaboradores, a los que no hay que restar méritos. Pinchando aquí podréis acceder a ellas.
    Desde dentro lo hemos vivido intensamente. Desde hace meses ya nos preparamos, hablando y negociando con nuestros patrocinadores, buscando siempre lo mejor para aquellos valientes que se atreven a desafiar los nueve kilómetros calurosos, a la vez que bellos, que discurren por nuestro paraíso, las lagunas. Hemos tratado de dar un servicio lo más generoso y amable posible, con el fin de que el buen nombre de nuestro pueblo, Villafranca de los Caballeros, se escuche siempre unido a palabras de agradecimiento y también acompañado de un "el año que viene repetimos".
    Para ello, nuestro equipo de voluntarios se deja la piel en todas sus tareas, que no son pocas, desde la elaboración de la bolsa del corredor, hasta la entrega de la misma, abarcando la entrega de dorsales, gestión de megafonía, control de salida y meta, sorteo, entrega de trofeos y un montón de detalles más que tan solo se ven cuando toca prepararlos. Para lograr un resultado todavía mejor, alguno se queda sin correr, haciendo un esfuerzo extra con una finalidad y recompensa que nosotros alabamos. A todos ellos GRACIAS, de corazón.
   
    Y llega el momento de la carrera. Cada uno conoce sus limitaciones, pero, ¿por qué no arriesgar un poco e ir más rápido?. Correr en casa nos envalentona. Nos hace imaginar que subiremos al podio local, sujetando entre nuestras manos el precioso "barrete" que nuestos alfareros preparan cada año. Queremos estar en lo más alto, acompañados de nuestros amigos y compañeros laguneros. Sale una foto genial, para ponerla en el salón junto al trofeo, vamos. Pero en la mayoría de los casos, el cansancio acumulado y el calor del último domingo de un agosto especialmente abrasador, nos pone a cada uno en nuestro sitio, y eso de correr por debajo de cuatro minutos el mil queda reservado nada más que para los verdaderamente preparados, que este año tan solo fue un 10 por ciento de los llegados a meta. Lejos de acabar decepcionados, el resto esprinta orgulloso en la Calle San Marcos, arropados por los aplausos de un numeroso público que se agolpa para disfrutar viendo esforzarse a los demás. Las palmas, la generosa bolsa que preparamos el sábado y la satisfacción de acabar la prueba, son suficiente recompensa.

    Los más jóvenes corrieron a continuación, brindando un espectáculo todavía mayor. Las ganas de llegar encabezando la prueba les hace volar por el circuito que hemos preparado, y los padres somos incapaces siquiera de reconocer a nuestros hijos, sumergidos en semejante estampida. Doy fe de que sus caras en meta eran un poema, desde la alegría del primero a las lágrimas del cuarto y el cansancio generalizado de semejante sprint. Seguro que todos durmieron bien esa noche, alguno con la medalla todavía puesta.
    El sorteo de regalos y la entrega de trofeos transcurrió como esperábamos, con el pabellón repleto de almas. Repartimos entre el público la bebida que sobró, para hacer más llevadero el sofocante calor que hacía allí dentro. Y a pesar de haber preparado un televisor de 32 pulgadas, los regalos más ansiados fueron una vez más las bicicletas, señal de que los asistentes preferimos algo más relacionado con el deporte que a la vida sedentaria.
    Nuestra oferta no terminaba ahí, ya que en los restaurantes de las lagunas se ofrecía un menú del corredor a un precio muy asequible. Los componentes del Club de Atletismo Las Lagunas, como es costumbre, también degustamos ese menú, en un banquete en el que el plato principal fueron las risas.
    Nos estamos preparando para la edición número XX, queremos que sea especial ... si, más.