lunes, 30 de agosto de 2010

La Carrera desde dentro

“ande vas con la que está cayendo”, eso me repetía una y otra vez mientras zapatilleaba el recorrido de 9 km de esta clásica lagunera. En los primeros metros y cuando iba por la calle el Santo pude comprobar el ingente gentío de atletas que ocupaban esta calle chelera. Creo que es emocionante ver estas calles ocupadas por atletas venidos de un montón de localidades y ciudades. Cuando giro a la derecha, en el paseo San Isidro, al poco compruebo como mi cuñao Isaías está preparado con manguera en ristre para apretarnos un buen chorro de agua que nos refresque a la vuelta. Hogaño las temperaturas están de sofoco. Una vez tomado el parque lineal y agradeciendo los grupos de vecinos apostados en las calles y sus esquinas ofreciendo algún que otro aplauso y ánimo.

Cogemos el camino asfaltado de las lagunas, por suerte flanqueado de arboles que unidos al la leve brisa nos animas, al menos a mantener el ritmo para afrontar la que se nos avecina. Maravilloso camino arriba y camino abajo, está ocupado por más y más corredores. Paso el km 3 y viene una pequeña cuesta, poco a poco la subo y me encuentro en San Isidro. Ahora es dejarme caer y aprovechar la zona de refrescos que esta al final del camino , donde se hace el giro a la derecha para seguir el carreterín que circunda las Lagunas.

Nube de agua polvoreada que me hace abrir los brazos. Aquí tengo un poco de “enchufe”, porque el manguerante, por ser allegao, mantiene un rato la nube sobre mí. Cojo una botella y mientras troto (a más no llego), sorbo una poco de agua y el resto la hecho en mi cuerpo. De momento el calor no parece hacer mella, el ritmo podía ir un poco más, pero quiero llegar con cierta comodidad a meta (esto de ser cincuentón le hace a uno ser más sosegao).

Miro a la izquierda y vaya ritmo endiablao que llevan los de dentro. Pienso que con un poco de suerte en meta les voy a pillar a todos esos desarmaos. Todavía me queda un poco de resuello para vitorear algún atleta lagunero y, tan mientras se va acercando la Jorja.

Desde casi la salida llevo a Mónica unos veinte metros por delante, tengo esperanzas de darle alcance pero con tranquilidad, aunque sea en la meta. Pero mira tú por dónde, cuando no he llegado a la entrada a las Lagunas, Goyo se me ha puesto en paralelo y me dice que va a por La Lagunera de más delante. En lo poco que puedo pensar le digo que lo intente, aunque dude en si sería mejor echarle la zancadilla, pues es mi rival en pódium local. Miro a un lado a otros, y decido intentar aguantarle el ritmo.

Entramos por las Lagunas. Dejamos el asfalto y pasamos a un terreno más irregular por el suelo y su arena. Me encuentro en plena Reserva Natural, lo que hace que sea todo un lujo de circuito. Los que otros años han corrió dicen que han visto sirenas e incluso sirenos. Yo con el suelo un poco inestable, la humedad que produce la cercanía del agua, la desaparición de la brisa, la subida de temperaturas, me da que a lo mucho que me va dar es a ver medio metro más de mis zapatillas y intentar no dejar de oír el zapatilleao de mi rival.

Pasamos algún corredor y corredora que otro. Me acuerdo de los diseñadores del recorrido. “Vamos que este año se les ha ocurrido alargar un poco más para llega a los 9.030 metros, si se hubieran estao quitecicos”. Paso el km 5, el cerro está a un paso y por suerte Goyo, da sólo tímidos tirones, con lo cual Mónica sigue aguantando el tipo a escasos 10 metros.

Otra vez el carreterín, parece que el asfalto me logra recuperar un poco, además espero que Eugenio ande con la manguera preparada para regar estos sofocos. Dicho y hecho “Agua va” desde las Casa Rural Santa Elena. Nuevas fuerza y con la suerte que en 400 metros estas la zona de refresco. Un poco de agua, enjuago los labios, tomo unos traguillos y el resto de agua la vierto sobre mi cuerpo y tan mientras he subido la cuesta de San Isidro y como han puesto los pintaores del circuito “¡UFF!”. Ahora es cuestión de dejarte caer el pueblo está poco menos de dos km y el resto es sólo un paseo de calles hasta la meta.

¡Que diablos!, parecemos rivales de los buenos, otra vez subimos el ritmo, hasta tal punto que a la atleta lagunera le tenemos que pedir paso. El camino asfaltao de vuelta se las trae. La sombra parece haberse escondió y “Manolo” nos quiere poner a la parrilla, si es que tinen razón “¡ande vas con estas calores!”.

Entramos al pueblo y los de la calle el Pez me dan ánimos. Casi me dejo de llevar por la euforia de estos alientos, pero decido seguir a mi trontón y controlar a mi rival para que no se me escape ni un metro. Así que el dueto anima el ritmo y entre el sofoco, los calores y los kilómetros casi todos están hechos. Al fondo veo a mi cuñao, le espero como agua de mayo para que me refresque. Terror y pánico porque le veo enzarzado con el chuflito, aun me queda resuello para pedirle que me enchufe el agua y me dice que esta averiao el cacharro de las narices, menos mal que está mi cuña para darme ánimos “Pero julian si vas de los últimos”. Alegría para el espíritu. Yo que creía que tenía un mano a mano, donde no existía cuartel y voy de los porras.

La farmacia. Quedan unos cuatrocientos metros. Esto ya está acabao, eso creía yo, pero la competición es la competición. Y esta vez, aunque en zona muy familiar, los ánimos suenan para el rival, “na, que otra vez me toca apretar lo justo”. Subimos el ritmo pero parece ser que el dueto no se va a separar y será la recta final un duelo a muerte. Templamos fuerza, cogemos posiciones la meta esta a la vista es el momento clave, ¡ahora!: Pasa tú, no pasa tú, que te lo has creído, …

En ese pasa tú primero, que no, que tu,… me encuentro enseñando mi dorsal para ser pasado como un paquete de leche con su código de barras para ser clasificado y… una voz grita. “el veintiuno”.

“Si es que con estos calores, esto no puede ser bueno”. Menos mal que al menos supe encontrar la salida.

jueves, 19 de agosto de 2010

De gratis


Tienes una de las pocas posibilidades de participar en una genuina carrera popular, de las de antaño.

Si nunca lo has hecho, este es tu momento, si lo hiciste, rememóralo. Estamos en época de crisis, donde todos estamos bastante apretaos, esto que digo parece ser que no ha llegado al negocio de las carrera, que dicen llamarse populares. Los precios se mantienen por las nubes y con ánimo de ir “in crescendo”.

¿Cuánto pagaste por la última? 8, 10, 15…Euros Tremendo. El espíritu de carreras populares, se ha pervertido: lo importante es pagar.

Aquí, en Villafranca de los Caballeros, vamos por los catorce años. Nos metimos en este mundillo, casi de manera silenciosa, hemos sudado y seguimos haciéndolo, para mantener este complicado evento. Queremos que quien venga a esta carrera popular, sienta lo puramente deportivo, te damos la oportunidad de correr por un entorno natural, como son las Lagunas, ponemos a tú disposición una esmerada organización, tenemos preparados trofeos artesanales, sorteamos interesantes regalos para todos los participantes, al llegar a meta tendrás tu bolsa del corredor (bebidas, camiseta, algún regalillo). Y lo más importante es que ES TOTALMENTE GRATUITA.

Que significa “de gratis”. Tú solamente vienes a Villafranca de los Caballeros a hacer lo que te gusta y nosotros ponemos el esmero, el empeño y por supuesto el importante esfuerzo económico que supone para esta Localidad.