martes, 7 de agosto de 2012

¡Temblad! (un secreto bien guardado)

Dos años seguidos suponen una sobredosis de adrenalina que infestan las venas inexorablemente, tal es la emoción que insufla en cada poro de la piel y en vuelve como niebla cegadora toda la mente, que te pide más.
No basta un tercero y no es suficiente un segundo. Al mismo tiempo que tu cuerpo expulsa los estertores del esfuerzo, tu mente analiza cada metro de concienzuda estrategia, y te dices, el año que viene mis pies pisaran lo más alto y mis brazo amarraran en sublime gozo el trofeo de vencedor.
Recopilas imágenes, unes cada metro de distancia, analizas cada centímetro que te lleva a la meta, consultas especialistas y técnicos. Tras un minucioso informe encuentras el camino de la victoria. Solo necesitas disciplina durante un largo año de entrega a elaborados planes de entreno que te marcaran el camino a la gloria. Todo ello ha sido el secreto mejor guardado, los kilómetros en la sombra, las escasas apariciones atléticas y los despistantes dolores han sido el estudiado falso escenario, que escondía un minucioso plan de entreno personalizado, bajo la estrecha vigilancia de un severo y exigente entrenador que con rígida firmeza, cada día sometía mis músculos a los límites del esfuerzo, quedando el cronómetro como mejor de los testigos de tan exigentes progresos para alcanzar la meta. Sin duda ha sido el mejor secreto cuidadosamente guardado, donde hoy su puesta en la luz es sólo parte de ese riguroso entreno.
La XVI Carrera Popular Las Lagunas 2mil12 está a la vuelta de la esquina, los nombres de los vencedores de las distintas categorías están por escribir. ¡Bueno!, casi todos, porque la categoría veteranos C local el nombre del primero en el pódium es ya una realidad. Ya no valen esfuerzos inútiles y desacompasados. El esfuerzo de última hora es sólo la agonía de ver que cada metro se convierte en insufribles kilómetros, sólo la gloria del triunfo está en las manos de quien durante 365 días ha estado elaborando un entreno de triunfo. Ni las caídas de hojas otoñales, ni las premuras noches frías de invierno, ni los alocados días de polen primaveral o soporíferos agobios caloríficos del presente verano han impedido ser escrupuloso y milimétrico en un entreno de triunfo.
Todo está preparado, sólo quedan días de fría estrategia, de repaso mental de cada centímetro del recorrido, donde la euforia de los primeros metros de asfalto envuelto en blanco encalado muestre mis seguras zancadas. No habrá sombras de arboles de ida y vuelta que escondan el triunfo, no impedirá el suelo inseguro y arenoso de efluvios húmedos de calor tintineante lagunero que impidan mirar el único objetivo posible: SER EL PRIMERO, y será el refresco del agua donde me lanzare con singular vértigo de euforia hacia la victoria segura.
Si me ves detrás, ¡TIEMBLA!, si vas a mi lado, ¡TIEMBLA!, si vas delante, TIEMBLA!.
No alcanzarás el reflejo de mis talones, cada metro se multiplicará por mil en la distancia, donde tú esfuerzo te llevará al abismo del sofoco innecesario. El acompasado respirar de mis pulmones y el rítmico trotar de mis piernas, se convertirán en tu martilleo interminable que transformarán tus deseos de rebasarme en un valle de tinieblas y temores, que te sumirán en desesperanza. No habrá tregua, tu instinto te hará echar la vista atrás, donde tus ojos veran agonizado tu deseo de  ampliar la distancia. Tal será, que en el último resuello, cuando el clamor del triunfo y la cercanía de pisar la línea de meta, se convertirá en crudo  espejismo donde el azote de la realidad te negará el triunfo de quien durante 365 día con concienzudo estudio, espartano entreno y científica estrategia quiere para sí los centímetros del pódium que separan al mejor del resto.
¡TEMBLAD!, ¡TEMBLAD!,… locales C.
JMR