lunes, 1 de julio de 2013

Escala, para seguir.

Donde en tiempo pasado unos brazos anastomasados ,
 hacían un discurrir en su cuenca media que dejaban a su paso lagunas y laminas de aguas de zonas pantanosas.
Hoy,
aquellas que frágilmente perviven, están reconocidas como Humedales de La Mancha
y Reserva de la Biosfera.


De camino hacia el Sur, y aprovechando que antes de sus intermedios está aquel lugar de cuyo nombre siempre procuro estar. Por allí quede.

Tempranamente y adelantándome a los calores que pausadamente van invadiendo con el transcurso del día. Allí y en la misma puerta del escaparate lagunar me recibía un viento de aire fresco, extraño y algo incomodo para “en las fechas  que nos encontramos”.

Humedales de Villafranca de los Caballeros
La visión de la laguna Grande desde el punto de inicio (el Cerro), son espectaculares, donde la magia del agua augura un verano de baños y buenas meriendas a las orillas de esta especial zona de baños en la misma Reserva de la Biosfera.

No tarda mucho el cuerpo en superar ese viento fresco, que como bien me recordaban -no es nada extraño que por estas fechas y en tempranas horas nos abrigaramos, cuando íbamos a entresacar-.

Tengo el tiempo justo para circunvalar trotonamente todo el perímetro lagunar de Villafranca de los Caballeros, en su laguna Grande y Chica. El camino trazado en sus afueras perilagunares facilita un trote pausado y reflexivo, sin mayor pretensión que empaparte de tú Tierra, y disfrutar de una inesperada mañana que la hacen distintas a las demás.

No tardo mucho en atravesar el escaparate lagunar, donde el verano antaño se contaba por baños. Pasado los baños de Eva, donde se  comienza a desdibuja la imagen tradicional de los tórridos veranos de chapuzón; el ritmo cansino y relajado deja surcar el camino que otros años las aguas charqueaban los pasos y trasladaban unos reflejos de pletóricas aguas sin margen. Extraña sensación de un hogaño donde los record de precipitaciones nos remontan a años ha.
Humedales Villafranca de los Caballeros

-Adios- a los que habitan la chinforrera y al paso dejando al margen derecho el silo del Tío Claudio, una precipitación de zancadas me adentran entre robustos taraices que ensombrecen agradablemente mi ritmo. No ha mucho que, y tras dejar este flanqueo de majestuosos arbustos en una tierra ruda, mi sofoco ritmo se encuentra invadido por una dehesa boyal.  Planicie verdosa de tonos grises, de vista esteparia, donde a los pies de sus hierbas  con sosiego y esperanza aguardan la llegada de sus láminas de agua que con el ligero viento mantenga  ecosistema dentro de este conjunto de humedal, que otro año más deberá esperar. ¿Por qué?.

La amplitud de norte a sur de esas tablas, fronteras entre río y lagunas, van dando paso al inicio para cerrar el círculo, donde los mojones de “MP” van sumando números 83, 84, 85, etecetera.

El embarcadero, barrera imaginaria que se abre al escaparate pletórico del verano, donde baños, chapuzones, meriendas y descansos trasladan un asueto de antaño, pero que hoy desde una profunda sensibilidad a esta zona y especial humedal, deja un extraño sabor amargo  porque el ciclo en este año, donde las  abundantes lluvias se han dejado intensamente sentir, no se ha acabado de completar. ¿por qué?.

Ahora en un lento caminar, donde de manera pausada va dejando que la respiración relaje los músculos y las vistas, desde el Cerro, se pierdan en esta aguas que se mueven bajo un espíritu visceral. ¿Por qué?.
JMR
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NOTA: El proyecto Life "Humedales de La Mancha" ha estimado que en 26 años se ha destruido un 25 por ciento de la vegetación natural de los humedales de La Mancha Húmeda que forman parte de la Reserva de la Biosfera y que se encuentran incluidos dentro de la Red Natura 2000. (eldigitaldecastillalamanca.es, 24/06/2013)

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