lunes, 26 de agosto de 2013

Rictus

Siempre recuerdo vagamente, aquellas antañas épocas pasadas, donde aprovechando aquellos terrenos canterosos, que se encontraban en los aledaños del Instituto de Alcázar de San Juan (concretamente el Cervantes, anexo a Maestría). Aquellos lejanos tiempos, de juventud y aprendizaje, donde nada parecía importar dada nuestra bisoñez, pero que invisiblemente las lecciones y actos, silenciosamente entraban en nuestras duras molleras.


Aquel profesor de gimnasia (sinceramente me gustaría reflejar su nombre de aquellos años, rondando entre 77-79). Este profesor comentaba, que le impresionaba con la intensidad y el coraje que los cheleros vivían aquellas clases de correr por aquellos lugares, hoy ocupado por la ITV y algún otro edificio. Esos jovenzuelos cheleros eran capaces de superar la extenuación contar de defender hasta el último metro de aquellas carrera. Aquel profesor siempre lo referenciaba con admiración./

Un chelero trabaja con intensidad, pelea con pasión, lo que se propone le echa garras y su obcecación le hace llegar hasta la extenuación, pero puedo asegurar que el carácter que envuelve a estas pasiones siempre están embestidas de elegancia y caballerosidad. Quizás aquel profesor de gimnasia, con el deporte llego a adentrarse en esta peculiar idiosincrasia chelera y entenderlos en su profundidad. Y , sin embargo, aquellos otros que fruto de su incapacidad de profundizar en este carácter chelero, pero sorprendido por estas pasiones y entregas, se dejaron llevar  por el simplismo inmediato y como él que trata de salir del paso, pudo llegar a escribir “gente que andaban en pleitos” (Descripción del S XVIII, Fernando Jimenez de Gregorio).

Adentrase en las entrañas de la Carrera de Las lagunas es fácil, pero se convierte en algo mas tortuosa cuando mezclas la devoción de organizar con la devoción en participar. En este punto no muy bien definió, se comienzan a mezclar pasiones, intensidades, obcecaciones,… son un conjunto de apelativos que quien no conoce el carácter chelero, puede llegar a perderse y formarse una equivocada idea. Haciendo estadístico la devoción en participar, se puede comprobar que el nivel participativo local a lo largo de las distintas ediciones, ha sido lento, a veces desesperante. No podías entender que a pesar de surcar, muchos cheleros/as, los caminos corredores  del Término, el índice de inscritos siempre era bajísimo, y ante esto puedo asegurar que es nuestro carácter el que nos atenaza y nos retiene, aparentado indiferencia, como lucha interior para ocultar nuestras pasiones, intensidades, garras y obcecaciones.

Por fin hogaño podemos decir que los cheleros hemos traspasado la barrera, con orgullo decimos que hemos superado participación (más de 800) y con admiración hemos dicho que por fin los cheleros acudimos en masa a participar de manera competitiva en la categoría de adultos.

 Una carrera con una trayectoria labrada, a priori parece que el llegar a una nueva Edición, sólo es dejarse llevar, pero el paso de los días, las preocupaciones de mejorar y superarse a las anteriores va forjado una tensión muscular y estado de alerta, con sensibilización de sentido, que paralelamente va sumándose los entrenos específicos y premeditados para dar el máximo en los nueve kilómetros de mi pueblo; aquí mezclamos la devoción organizativa con la participativa. Es decir el rostro comienza a ir dibujando un aspecto que se va fijando, hasta mostrar evidencias, cuando no, se manifiesta en un estado de ánimo de descuente del tiempo que se  evidencia en  hipersensibilismo conforme se acerca la hora “d” del día “h” y con ello el desahogador pistoletazo de salida.

Los días previos, los preparativos, las estrategias, las esperanzas, las expectativas, los deseos, la lucha,… todo un acumule que en el silencio de la noche  y envuelto en sofoco ambiente veraniego que recorre la oscuridad de cada habitación fomentando un superficial dormitar, donde un leve sonido del temprano despertar, en súbito, fuerza  un abre-ojos, donde explosiona un rictus acumulativo, donde la concentración y la tensión, se muestran en el rostro, pareciendo arrinconar los cuerpos que buscan en desespero evacuaciones, que esta no logra borrar la mueca del rostro, que impregnan una mirada casi perdida, unos músculos dibujando finos surcos, tensos de movimiento extrañamente definidos.

Es la hora, son las 10,30 horas de una mañana bien calurosa, y de una pasada noche no menos, de un 25 de agosto de 2013, donde una orden de salida deshace un rictus acumulado porque, en ese momento, un asunto acaba de empezar a resolverse.

NOTA: Lo que aquí, y ahora, escribo, no busca pleito ni vindicación, solamente trata de mostrar el orgullo de un carácter chelero (que yo a muy buena honra presumo), y tras este carácter felicitar a todos los cheleros/as que han participado en la XVII Carrera Popular Las Lagunas 2013. Ellos, con su participación, hacen grande esta carrera y aquellos que de otros pueblos acuden, así se les ofrece para su disfrute de este caballeroso Lugar. Y entre medias de esto felicitar el buen trabajo y la participación de los atletas laguneros, que integran el CA Las Lagunas de Villafranca.
JMR

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola,buenos dias el caracter chelero es dificil de explicar.Buen escrito. La organizacion perfecta como siempre(con un monton de sorteos-regalos)y el marco,que se puede decir de los tres km al borde de la laguna,habra sitios mejores para esto....Bueno Julian a seguir con todo esto y a tener cuidado con las lesiones y a pasarlo bien en el camino de Santiago.Federico

Lagunero dijo...

Estando en la hora sexta, y bajo una nocturna vigilia (Vamos que es la hora de la siesta, y en vez de dormitar, ando por aquí).
fede, decirte que durante la carrera te tuve próximo y anduve siempre vigilante en tus movimiento. Me alegro que durante el recorrido el que llevabas al lado era mi hijo. Felicitarte por ese el Primer Local C.
Ánimo, que ya es mérito andar fino pasando la cincuentena.