Aquel profesor de gimnasia
(sinceramente me gustaría reflejar su nombre de aquellos años, rondando entre
77-79). Este profesor comentaba, que le impresionaba con la intensidad y el
coraje que los cheleros vivían aquellas clases de correr por aquellos lugares,
hoy ocupado por la ITV y algún otro edificio. Esos jovenzuelos cheleros eran
capaces de superar la extenuación contar de defender hasta el último metro de
aquellas carrera. Aquel profesor siempre lo referenciaba con admiración./
Un chelero trabaja con intensidad,
pelea con pasión, lo que se propone le echa garras y su obcecación le hace
llegar hasta la extenuación, pero puedo asegurar que el carácter que envuelve a
estas pasiones siempre están embestidas de elegancia y caballerosidad. Quizás
aquel profesor de gimnasia, con el deporte llego a adentrarse en esta peculiar
idiosincrasia chelera y entenderlos en su profundidad. Y , sin embargo, aquellos
otros que fruto de su incapacidad de profundizar en este carácter chelero, pero
sorprendido por estas pasiones y entregas, se dejaron llevar por el simplismo inmediato y como él que
trata de salir del paso, pudo llegar a escribir “gente que andaban en pleitos” (Descripción del S XVIII, Fernando Jimenez de Gregorio).
Adentrase en las entrañas de la
Carrera de Las lagunas es fácil, pero se convierte en algo mas tortuosa cuando
mezclas la devoción de organizar con la devoción en participar. En este punto
no muy bien definió, se comienzan a mezclar pasiones, intensidades,
obcecaciones,… son un conjunto de apelativos que quien no conoce el carácter
chelero, puede llegar a perderse y formarse una equivocada idea. Haciendo
estadístico la devoción en participar, se puede comprobar que el nivel
participativo local a lo largo de las distintas ediciones, ha sido lento, a
veces desesperante. No podías entender que a pesar de surcar, muchos
cheleros/as, los caminos corredores del Término,
el índice de inscritos siempre era bajísimo, y ante esto puedo asegurar que es
nuestro carácter el que nos atenaza y nos retiene, aparentado indiferencia,
como lucha interior para ocultar nuestras pasiones, intensidades, garras y obcecaciones.
Por fin hogaño podemos decir que
los cheleros hemos traspasado la barrera, con orgullo decimos que hemos
superado participación (más de 800) y con admiración hemos dicho que por fin
los cheleros acudimos en masa a participar de manera competitiva en la
categoría de adultos.
Una carrera con una trayectoria labrada, a
priori parece que el llegar a una nueva Edición, sólo es dejarse llevar, pero
el paso de los días, las preocupaciones de mejorar y superarse a las anteriores
va forjado una tensión muscular y estado de alerta, con sensibilización de
sentido, que paralelamente va sumándose los entrenos específicos y premeditados
para dar el máximo en los nueve kilómetros de mi pueblo; aquí mezclamos la
devoción organizativa con la participativa. Es decir el rostro comienza a ir
dibujando un aspecto que se va fijando, hasta mostrar evidencias, cuando no, se
manifiesta en un estado de ánimo de descuente del tiempo que se evidencia en hipersensibilismo conforme se acerca la hora “d”
del día “h” y con ello el desahogador pistoletazo de salida.
Los días previos, los
preparativos, las estrategias, las esperanzas, las expectativas, los deseos, la
lucha,… todo un acumule que en el silencio de la noche y envuelto en sofoco ambiente veraniego que
recorre la oscuridad de cada habitación fomentando un superficial dormitar,
donde un leve sonido del temprano despertar, en súbito, fuerza un abre-ojos, donde explosiona un rictus
acumulativo, donde la concentración y la tensión, se muestran en el rostro,
pareciendo arrinconar los cuerpos que buscan en desespero evacuaciones, que
esta no logra borrar la mueca del rostro, que impregnan una mirada casi
perdida, unos músculos dibujando finos surcos, tensos de movimiento
extrañamente definidos.
Es la hora, son las 10,30 horas
de una mañana bien calurosa, y de una pasada noche no menos, de un 25 de agosto
de 2013, donde una orden de salida deshace un rictus acumulado porque, en ese
momento, un asunto acaba de empezar a resolverse.
NOTA: Lo que aquí, y ahora,
escribo, no busca pleito ni vindicación, solamente trata de mostrar el orgullo
de un carácter chelero (que yo a muy buena honra presumo), y tras este carácter
felicitar a todos los cheleros/as que han participado en la XVII Carrera
Popular Las Lagunas 2013. Ellos, con su participación, hacen grande esta
carrera y aquellos que de otros pueblos acuden, así se les ofrece para su
disfrute de este caballeroso Lugar. Y entre medias de esto felicitar el buen
trabajo y la participación de los atletas laguneros, que integran el CA Las
Lagunas de Villafranca.
JMR
2 comentarios:
Hola,buenos dias el caracter chelero es dificil de explicar.Buen escrito. La organizacion perfecta como siempre(con un monton de sorteos-regalos)y el marco,que se puede decir de los tres km al borde de la laguna,habra sitios mejores para esto....Bueno Julian a seguir con todo esto y a tener cuidado con las lesiones y a pasarlo bien en el camino de Santiago.Federico
Estando en la hora sexta, y bajo una nocturna vigilia (Vamos que es la hora de la siesta, y en vez de dormitar, ando por aquí).
fede, decirte que durante la carrera te tuve próximo y anduve siempre vigilante en tus movimiento. Me alegro que durante el recorrido el que llevabas al lado era mi hijo. Felicitarte por ese el Primer Local C.
Ánimo, que ya es mérito andar fino pasando la cincuentena.
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