Cuando estamos en su final de un
mes de comienzo, en donde tradicionalmente hemos ido dibujando un mes duro, quizás ligado a
ese incesante bombardeo de la cuesta de enero, forzado por su antecesor que en
su final no ha tenido medida en su excesos. Aunque me da a mí que, esa dureza va más ligado al significado de un
comienzo, al saber que la rapidez del
paso de los años va a contrastar con el lento pasar del día a día como único
constructor del año, con final incierto.
Mes duro, pero fuerte, porque
duro son sus días, pero fuerte son sus tradiciones, donde una marcha silenciosa
de alboroto de regalos da paso al sosiego de sus Santos Viejos. Santos que con
el paso de los años se van transformando en testigos mudos de añoradas
tradiciones, sin que esto nadie lo remedie.
48 horas en agua, seguida de su
correspondiente oreo, donde una pizca de bicarbonato contribuye a favorecer su
blandura con sal la justa, sarmientos con unas cepas para que con un fuego
lento vaya cambiando su textura, bajo un hábil “remueve” con escobón que, hace del grano un excelente
tueste. Titos tostaos, cuidadosamente expuestos en su cuenco de barro, tapados
bajo un paño, que procura alargar su frescura.
Titos y trigo de candeal tostao
formaban los tostones bajo un puñao, que bien ofrecían los vecinos en los días de
los Santos Viejos.
Su textura, su sabor, su energía,
sus recuerdos, cada grano que se acerca a la boca, efluye una nube de
recuerdos. Donde el olor que impregnaba la “güera”, cuan incienso se expandían por
todos los lados. Recuerdos de aquellas humildes y sabias personas que nos hicieron hombres y mujeres. El tacto de
su tueste, su desgrano blando arenoso, su sabor apagado, donde su fuerza rompen
el silencio acallado que brota en el rincón más escondido de la memoria, para
trasladándonos a una niñez de agradables momento, hipnotizándonos y envolviéndonos
de aquellos mejores recuerdos, que nos trasladan a una paz que deseamos volver a encontrar.
Pequeños gestos y tradiciones,
que inexorablemente desaparecen, pero que la fuerza de aquellos hechos siempre
permanecerán en el halo de los siempre Santos Viejos: San Antón, San Sebastián
y San Blas.
Titos tostados |
Villarta de San Juan, donde la
espesura de su niebla se ve rasgada por la fuerza de la “pólvora”. Truenos,
alboroto…..Ferias y Fiestas Locales de las Paces, en honor a la virgen de la
Paz Hermosa. Donde un grupo de laguneros, arropados hasta las cejas, velan
armas para que tras la voz de salida, surcan el vericueto de calles que marcan
el recorrido de la I Carrera Popular de las Paces.
Un más que nutrido grupo de
atletas (Alicia, Eladio, Uti, casero, Layos y Julián), en la mañana del sábado
26 de enero desean medir fuerzas, probar las mejoras del entreno: Calles,
recovecos, frenazo, giros, aceleración pesada, vueltas, ánimos, viento,
jadeos,… buenas sensaciones ante un
excelente nivel, que bajo unas fiestas de interés regional han hecho que un
grupo de laguneros, recorran las calles de un poco más allá de Herencia:
Villarta de San Juan.
JMR
No hay comentarios:
Publicar un comentario