Con ritmo lento, pero sin pausa le
seguía un sincrónico balanceo de brazo, donde el sostén de una mano permitía el
ir y venir de la otra. Con especial habilidad se descascarillaban. El ritmo de
separar en la partícula más elemental donde la semilla se queda en su desnudez
total, después de ser técnicamente separada por un juego combinado de dedos y
dientes incisivos provocando el saboreo de tan económico fruto.
Aquellas eran tardes de pipas,
donde una “bolsa de pipas” era el gasto
soportable para disfrutar de agradables paseos de roce. En aquellos momentos el
tiempo se paraba. Los proyectos y las ilusiones fluían, junto a una temperatura
corporal que desafiaba una atmósfera de
invasiva niebla, que oscurecía aquellas tardes de invierno de “Roce”.
El invierno, su larga oscuridad,
sus fríos,… donde las tardes del crepitar del fuego provocan sonidos que evocan poesía con cambiantes imágenes de recuerdos, donde su llama para el tiempo y
trae recuerdos, donde su ritmo adormece, embriaga, hipnotiza y….
Cuando las añoranzas tienen
sabores, mantecados de los Yébenes, donde su textura se deshace en la boca, esparciendo
sus migas azucaradas de aquellos tiempos donde la tienda de la Antonia ofrecía
sus amplios e inacabados productos.
Cuando el frio se escabulle y ofrece un resquicio para
la tradición convertida en baño. Entrar en nuestras lagunas, sentir que tu
carne es troceada por sus aguas, la respiración es convertida en gritos
cortantes, que se ven acallados por un
frenético zambullirse en sus aguas. Ni valientes, ni mejores simplemente unirse
una misma naturaleza: pueblo y lagunas.
Donde un año más la San Silvestre
trae el ánimo, las risas, las bromas,
los disfraces y frases de mejores deseos se mezclan con aplausos de un ambiente
villacañero que cada año va a más. Siendo de agradecer la gratuidad de la
prueba, que no por ello dejan de ofrecer una excelente bolsa del corredor.
Y cuando la noche más mágica de
las mágicas dice: “Ya viene los Reyes Magos, … cargaitos de…”, con cierto esfuerzo y ajustada economía traen unas “trabuco” maden factory a mitad de
precio, un reloj Kalenji de números gordos y grandes para ver, una segunda capa
y guantes para reponer.
Cuando todo ello sucede se
reinventa la tradición.
JMR
NOTA: El roscón me lo dejo para
otra ocasión.
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