Este angosto panorama de espacio deportivo, sino me equivoco, es el paisaje deportivo de la mayoría de los corredores populares urbanitas y ruralitas; al fin al cabo es una continuidad del devenir diario: prisas, ajetreos, atascos, ruidos, trabajo-crisis-paro… es decir el espacio cotidiano es el que es y es nuestra capacidad e ingenio el que de manera diaria busca el circuito acoplativo idóneo para poder vivir.
La realidad es la que es la que es y solamente es necesario mirar por las ventanas de nuestro hogar, aunque también podemos mirar a la ventana plana de ubicación central y principal de nuestro salón para recrearnos en los verdes campos y armoniosos espacios idílicos donde de manera imaginativa dibujamos nuestro esbelto cuerpo recubierto del adecuado sudor de la felicidad haciendo footing.
De momento, y espero que durante muchos más años, siga corriendo sobre mi realidad para poder seguir afirmando que lo que esto hacemos día tras día se llama “correr”.
J.M.R.
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