Con tiempo suficiente, y con la
suerte del novel despistado, aparco el coche a escaso metros de la salida y
meta de la XXVI Carrera Popular Hoz del Huecar. La nubosidad me obliga a
adaptar las gafas deportivas y el viento fresco a decir: “Ande andará la
primavera”.
Como siempre la información del
recorrido y su perfil lo llevo perfectamente estudiado, por ello no me deja de
sorprender cuando me dice de unas pequeñas subidas empinadas.
Entre el alboroto y algarabío del
nutrido grupo de atletas, la lagunera Mónica y laguneros Bienve y Julián, se
dejan llevar por el ambiente de fiesta
deportiva, donde entre bromas y euforia endorfínica se pone en marcha un tren
multicolor de atletas.
Desde los primeros metros de la
salida se mezclan los ánimos de los espectadores y los aspavientos de los
corredores, que poco a poco nos vamos haciendo nuestro hueco. Tras pasar por
las Casas Colgantes, comenzamos a surcar la Hoz del Huecar, sus vista nos dejan
peñascos en sus formas y en difíciles equilibrios, que paren venirse encima.
Los algo más de primeros 5 km,
dejan un agradable llanear que van
progresivamente poniendo a tono los músculos, si bien el Bienve, casi escorado
en la cuneta hace un esfuerzo para reponer su pierna.
El paso del km 6, comienza a ser
un anuncio de una escalonada subida que poco a poco comienza a empinarse. El
jadeo va creciendo inversamente proporcional a la disminución del ritmo, donde
poco a poco y entre giros de paisaje, podemos comprobar las vista a la inversa.
Los esforzados músculos han logrado vencer los penachos, y ahora, después de
algo más de dos kilómetros de subida se encuentra a los pies aquellas
dibujantes formass ofreciendo un paisaje de altura donde entre resquicios se
vislumbra Cuenca.
Quedan unos kilómetros de sube y
baja, que de manera inesperada nos sitúan a la entrada de la Ciudad, donde su
pórtico de entrada anuncia una frenética bajada. El ritmo se multiplica por
dos, por tres o por no sé cuánto, parece
que vamos a echar a volar. Las calles de Cuenca nos reciben, su Plaza, la
Catedral, los arcos del Ayuntamiento, sus gentes que animadamente flanquean la entrada
a meta entre aplausos y ánimos.
Magnífica carrera en Cuenca.
JMR